Quien iba a pensar que las observaciones que hizo Galileo Galilei, a través de un telescopio construido por él en 1609, cambiarían la visión que teníamos del mundo y nuestro lugar en el Universo. De hecho él fue el primero en ver que algunos objetos celestes como la Luna o el Sol no eran esas esferas perfectas que todos pensaban, observó que la superficie lunar tenía cráteres y montañas y que el Sol contenía manchas que aparecían y desaparecían de una forma caótica. Descubrió que alrededor de Júpiter giraban cuatro satélites, en la actualidad llamados Io, Calixto, Europa y Ganímedes. También le vio a Saturno unas especies de orejas y se dio cuenta de que Venus tenía fases como las de la Luna. Todo eso lo observó con ese telescopio que en un principio no era considerado un poderoso instrumento para la observación astronómica, y que cobró importancia más adelante cuando un famoso astrónomo de la época reconoció sus virtudes. Hoy en día no concebimos a la astronomía sin esos aparatos que desde hace unos 400 años han ido cambiando y nos han ayudado no sólo a confirmar las observaciones de Galileo, sino a hacer nuevos descubrimientos astronómicos asombrosos. Gracias a ellos ahora podemos tener imágenes más detalladas de la superficie de la Luna, tanto de la cara que siempre da a la Tierra como de las caras que nunca vemos, teniendo así, la visión lunar global. Contar con imágenes más exactas de las formas de las manchas solares y de las llamaradas que a veces el Sol arroja desde su superficie. Que 63 es el número actual de las lunas de Júpiter, que las orejas de Saturno son, de hecho, sus anillos; y que Venus, ese planeta tan hermoso que nos recuerda a la diosa del amor, está compuesto de muchos gases venenosos. Si Galileo viviera en nuestra época se maravillaría con todos los descubrimientos que se han logrado a través del desarrollo de la astronomía como una ciencia y vería que efectivamente la Tierra se mueve y gira alrededor del Sol. La astronomía no solamente nos maravilla con todas esas espectaculares imágenes, sino que nos enriquece al comprender cuál es nuestro lugar en el Universo al tratar de respondernos las preguntas más inquietantes como de dónde venimos, si estamos solos o qué forma tiene el universo. Con el paso de los años la astronomía se ha convertido en una ciencia muy importante y el año 2009 se ha declarado como el Año Internacional de la Astronomía, cuya iniciativa la tuvieron la Unión Astronómica Internacional (UAI) y la UNESCO. México no es ajeno a esa celebración y el Instituto de Astronomía de la UNAM tiene preparadas muchas actividades para esta fascinante fiesta, para podernos enterar de todas ellas, Mariana Espinosa Aldama, quien actualmente es la encargada de difusión en el Instituto realizó una página web “la estela astronómica” cuya dirección es http://www.institutodeastronomia.blogspot.com/ con toda la información de las actividades semanales, conferencias, congresos, noticias, links a otros sitios de astronomía y más con el fin de difundirla, además de que te seguirás maravillando al conocer más del universo que nos rodea y, por qué no, hacer tus propios descubrimientos astronómicos.
Fuente Original: Galileo y su telescopio. Adriana Elisa Espinosa. Revista ¿Cómo ves? Sección: Aquí Estamos. Dirección General de Divulgación de la Ciencia, Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F. Año 11 No. 122, Enero de 2009, 34p. ISSN 1870-3186.
Esta reseña apareció por primera vez en la revista de divulgación de la ciencia "¿Cómo ves?" en Enero de 2009.
Para verla en su versión PDF puedes darle click a la siguiente imagen:
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